Cuando los tejidos mamarios de sostén han perdido fuerza y la mama aparece caída y apoyada sobre el torso, la solución quirúrgica se denomina Mastopexia o elevación de la mama.
Si existe tejido suficiente, podemos obtener un buen resultado utilizando únicamente tejidos propios de la paciente sin recurrir a la utilización de prótesis mamaria.
La forma y posición de las mamas dependen la calidad de la piel, de lo compacto o no que sea el tejido mamario interno (Parénquima) y de la eficacia de su “sistema de suspensión”, representado por los ligamentos de Cooper.
Los ligamentos de Cooper son prolongaciones fibrosas que van desde los tejidos profundos de la mama hasta la piel suprayacente, actuando como unos estabilizadores o cuerdas suspensoras del pecho de la mujer.
Los tejidos de sostén de la mama pierden fuerza a lo largo de los años, más si han sido sometidos a cambios importantes de volumen, como ocurre durante un embarazo o en cambios importante de peso de la mujer.
En estos casos las piel y las sujecciones del tejido mamario se comportan como una goma que ha dado de sí.
Para remodelar este pecho el diseño que realizamos parte de un punto principal. Localizar de forma correcta dónde debería estar el punto central del complejo areola pezón. Este punto tiene unas directrices generales en función de la altura de la paciente, de su perímetro torácico y de la talla de copa de la mama. Se pueden ver resumidas en los siguientes esquemas.
En nuestra paciente localizamos el complejo areola pezón a 22 cm de la horquilla esternal. Y a 11 cm de la línea media. A partir de este punto diseñamos la mama creando un tejido de sostén interno. Conseguimos así que el polo inferior de la mama no descanse sobre el torso, dándole a éste un aspecto más largado, más estilizado.
Al final, nuestro obejtivo debe ser rejuvenecer la mama, pero también mejorar el aspecto del contorno general de la mujer. ¿Qué os parece este gran trabajo del Dr. Larrañaga y la Dra. Díaz?